Salimos de Zafra con un par de horas de antelación al partido para recorrer los más de 100 Km. que nos quedaban para llegar a nuestro destino: Valdivia. El viaje entretenido como siempre y marcado por que, pese a ser solo dos coches los desplazados, conseguimos perdernos debido al parecer tenemos a algún Fernando Alonso dentro del grupo, jajajaja. Esto sumado a que hay gente que el sentido de la orientación no es que lo tengan muy desarrollado, provocó que solo recorriéramos los últimos kilómetros juntos. Llegada al poblado y nos ponemos en marcha de la búsqueda del campo de fútbol, cosa que por las dimensiones de Valdivia no costó mucho trabajo. Nos ponemos a beber algo y a comer en la plaza del pueblo, ante la mirada extrañada de la gente. Faltando 15 minutos para empezar el partido decidimos ir entrando al campo. En esta ocasión la Sección Muro no consiguió su objetivo y tuvo que pagar el desorbitado precio de la entrada: 10 €. Y es que ahora te cuesta lo mismo ver un partido de segunda división, que uno de tercera. Nos colocamos (y nunca mejor dicho, porque no veas el cebollazo de alguno) en el segundo anfiteatro del municipal de Valdivia, en la jaula que tienen preparada para los visitantes…jajajaja evidentemente no había nada de eso, una valla de publicidad para las pancartas y mucho es, no había ni grada en preferencia. Ante nuestra llegada vemos a un hombre ataviado con boina y abrigo con el escudo de nuestro equipo, que se dirigía hacia nosotros. Era nuestro presidente, que venía a agradecernos el esfuerzo que estamos haciendo y a echarse incluso alguna foto con nosotros. Comenzamos a cantar en cuanto la Sección Muro vino de su frustrado intento de entrar gratis, no sin antes haber echo algún chanchullo con el taquillero para poder volver a Zafra con la conciencia tranquila por haber echo bien su trabajo. Animación bastante buena, y más teniendo en cuenta el frío que hacia, la cantidad de miembros desplazados, el viento en contra, no tener grada, etc. Según pasaban los minutos el nivel vocal aumentaba y nuestro estado de embriaguez también. Descojone generalizado cuando, a los 20 minutos del partido nos percatamos del trío arbitral, un hombre, una mujer y un enano cabrón. El juego del partido desastroso, en la segunda parte ya íbamos perdiendo por dos goles a cero, pero nosotros seguíamos a lo nuestro, contagiando a los jugadores que se dejaron los huevos en los minutos finales para intentar conseguir al menos un gol, pero no lo consiguieron y perdimos finalmente por diferencia de dos. Al terminar el partido los jugadores se juntaron en el centro del campo para aplaudirnos y despedirse de nosotros, que seguimos animando ante el campo de futbol ya vació durante 15 minutos más. Viaje que pese a no tener ningún aliciente fue muy bueno y será recordado con orgullo.
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